El Caral, un pequeño pedacito de Perú con una gran esencia

La gastronomía peruana está en auge en la actualidad. De eso no cabe duda y, de hecho, cada vez proliferan nuevos restaurantes en los que podemos saborear esa cocina tan rica y repleta de exotismo. Aromas, sabores y matices de Perú, que cada día cuentan con más adeptos. Divertidos platillos que toman forma en recetas tanto tradicionales como de fusión, para satisfacer a los paladares más intrépidos.

En la madrileña zona de Pacífico, más concretamente en el numero veinte de la calle Téllez, nos aguarda El Caral. Un pequeño restaurante peruano, sin pretensiones, pero con una gran cocina, que abrió sus puertas en 2020 para hacernos viajar a Perú a través de los sentidos.

El Caral es un auténtico pedacito de Perú en la capital donde podemos disfrutar plenamente de algunas de sus especialidades, como por ejemplo la riquísima papa a la Huancaina o su deliciosa yuquita frita. Además, no faltan los clásicos ceviches y anticuchos. Una propuesta informal y sabrosa, a precios comedidos, que resulta ideal para compartir con amigos en su encantador local que cuenta además con una animada barra y una agradable terraza.

En nuestra visita a El Caral comenzamos saboreando unos riquísimos piscos sours, clásico y de maracuyá. Un delicioso comienzo, que acompañamos con unas exóticas yucas fritas a la Huancaína que nos llevaron a una mini causa limeña que nos trasladó a Perú con cada bocado.

El ceviche de pulpo que probamos a continuación, nos cautivó con su equilibrado juego de texturas y sabores. Un rotundo plato que nos condujo a un exquisito lomo salteado que merece la pena probar cuando se visita El Caral.

Para terminar, sucumbimos a los encantos de la tarta tres leches, que nos despidió con unos dulces matices con toques de canela que se convirtió en el broche final perfecto para nuestra velada.

El Caral, nos conquista por su sencillez y esencia. Un pequeño gran descubrimiento que hará las delicias de todos aquellos amantes de la riquísima gastronomía peruana. Lo mejor sin duda, visitarlo y comprobarlo en primera persona. ¿Os podréis resistir?