La Querida

A muy pocos kilómetros del estresante caos urbanita, traspasar el umbral de La Querida significa embriagarse de su esencia. Un encantador local donde el tiempo parece fluir a otro ritmo, haciendo que dejemos de lado las preocupaciones para sencillamente disfrutar. Su artífice, el joven y simpatiquísimo David Fernández, nos abre las puertas de su restaurante, que se caracteriza por una propuesta honesta y de calidad.

En su carta, deliciosos platos elaborados siempre a fuego lento y con las mejores materias primas para el deleite de los paladares más exigentes. Una cocina de mercado, de corte clásico, pero con sello propio. Elaboraciones muy cuidadas que destacan por sus esmerados emplatados, en las que los productos de temporada siempre cobran un protagonismo indiscutible.

Al frente de la sala, el encantador Juan Antonio demuestra su gran don de gentes haciendo que cada visita sea tan especial que nada más terminar estemos deseando volver.

En esta ocasión comenzamos disfrutando de un riquísimo aperitivo de cazón en adobo que acompañamos de un magnífico vino monovarietal Syrah, Dehesa del Carrizal, sin duda, un buen comienzo que dio paso a unas formidables habitas salteadas con gambas al ajillo y huevos a baja temperatura. Una elaboración equilibrada que derrocha sabor y saber hacer que invita a rebañar a conciencia. Continuamos con un sensacional ceviche de corvina que preparan con tomate natural, cebolla morada, maíz, cilantro, limón, lima y leche de tigre. Refrescante, saludable y delicioso, dio paso a un excepcional bacalao asado al horno de carbón con crema de espárragos y pamplinas frescas. Una delicia en toda regla, que nos condujo a unos sabrosos tacos de cochinita pibil que complementamos con una formidable salsa sriracha que les aportó ese toque picante que tanto nos gusta. Absolutamente brutales.

Para terminar, nada mejor que un lemon pie casero. Con un toque cítrico y dulzón, pero nada empalagoso, fue sin duda una gran elección. El broche final perfecto para concluir nuestra visita.