Gala

Serafín Losada, el precursor de Gala, siempre tuvo claro que el eje fundamental de su proyecto sería la tradición y la calidad. Por ese motivo, cuando Gala abrió sus puertas hace más de treinta años, lo hizo con la filosofía de ofrecer al comensal platos de alta cocina elaborados con la mejor materia prima y, sobre todo, con mucho cariño. Cuidando minuciosamente cada detalle, y buscando mejorar día a día, Gala sigue airoso al pie del cañón. Capeando el temporal en los difíciles momentos que atraviesa la hostelería en la actualidad. Fiel a sus principios, Serafín, arranca cada día como si fuera su inauguración, ofreciendo no solo el mejor producto, sino también un servicio ejemplar. Un restaurante pionero en su género, que sorprendió en sus orígenes debido a la modernidad de sus platos y que, a día de hoy, sigue fiel a su punto de partida. Una carta escueta, pero variada dónde la calidad es siempre el rasgo que define todos y cada uno de sus platos.

Un restaurante que conquista nada más traspasar su umbral, gracias a su elegante decoración. Un local íntimo y acogedor. Una puesta en escena dónde prima la excelencia y ese buen gusto que, cada vez es más difícil de encontrar. Su carta, basada principalmente en los mejores productos de temporada, es un verdadero espectáculo que
logra fusionar equilibradamente un acertado clasicismo con toques innovadores, para seducir y conquistar a los paladares más exigentes.

Hacía por lo menos un par de años que no visitábamos Gala, y llegamos con gran curiosidad por confirmar si continuaba siendo uno de esos locales a los que merece la pena volver. Sin duda, así fue. Nada más llegar, el propio Serafín, que siempre suele estar en sala, nos recibió amablemente para adentrarnos en la genuina esencia de Gala. Un referente en Madrid que, tras más de tres décadas de vida, continúa estando a la altura de los restaurantes que nos deleitan con una propuesta gastronómica de alta cocina.