La Descarada

La Descarada abrió sus puertas en el año 2019 en la calle Ayala, para mudarse en 2021 al numero setenta y tres de Ortega y Gasset, como consecuencia de la pandemia. El nuevo local, que cuenta con dos amplias terrazas a pie de calle y una encantadora sala decorada al más mínimo detalle, nos adentra en la divertida cocina de Antonio. Una propuesta gastronómica de corte mediterráneo que toma forma en una carta que nos llama la atención por su sentido del humor. En ella, encontramos una reducida colección de platos bautizados con divertidos nombres que nos adentran en una cocina como las de antaño. Recetas que elaboran a fuego lento y sin mirar el reloj, que resultan en una impecable propuesta gastronómica que nos ha sorprendido muy gratamente. Recetas de siempre revisadas. Nuevas versiones de platos de toda la vida a los que Antonio aporta su toque personal y que nos harán volver para continuar probando más cosas ya que nuestra primera vista a La Descarara fue un rotundo éxito.

Uno de esos restaurantes a los que resulta difícil sacarle pegas y donde además de disfrutar plenamente de su cocina nos ofrecen un trato cariñoso y cercano que nos hace sentir como en casa. Valeria y Antonio, pareja en lo personal y en lo profesional, conforman un tándem perfecto. Valeria en sala y Antonio en cocina, logran que sucumbamos a los encantos de su bonito proyecto.

Nuestra velada en La Descarada arrancó con una original versión de la clásica ensaladilla que coronan una delicada crema de aguacate, tomatitos cherry, ventresca y pepinillos agridulces. Diferente, equilibrada y exquisita, nos llevó directos a sus ya famosas croquetas. Nosotros probamos las de boletus y las de cecina con puerro, y aunque las dos estaban riquísimas, hemos de confesar que las segundas fueron sin duda nuestras preferidas.

Seguimos con un nuevo plato que han incorporado hace poco, las rabas de verdad con salsa de limón y txacoli. Una receta que sabe a verano y que es perfecta para compartir antes de adentrarnos de lleno en la carta del restaurante.

De sus platos principales no pudimos evitar caer rendidos ante los encantos del bacalao confitado al pipil con pappardelle de calabacín con perlas de yuzu y un sutil punto de ají. Un bocado excepcional que nos hizo rebañar hasta la última gota. Una receta canónica que nos hará volver, sin duda, muy pronto a La Descarada y que culminó en el dulce momento final. De postre, probamos un refrescante sorbete de limón con champán del caro, como aparece en carta, y con un toque de lima kaffir. Un rotundo acierto que resulta fresco y digestivo, y que además ayuda a limpiar el paladar.

La Descarada da una vuelta de tuerca a la cocina mediterránea clásica aportándole un toque divertido y desenfadado. Una propuesta gastronómica muy cuidada que Antonio se esmera en ir mejorando cada día a base de mucho chup chup y esa pasión por la gastronomía que le caracteriza.

¿Aún no conocéis La Descarada?