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Recupera la vitalidad post Covid

Esta época del año es propicia para que se produzca la tormenta perfecta. A la gripe, con alta incidencia entre los meses de enero y febrero, los cuadros de neumonía y al resfriado común, se suma el nivel de contagiosidad de la variante ómicron de covid (según la OMS a finales de marzo más de un 50% de la población europea habrá pasado la infección). En este sentido, Mar Santamaria, farmacéutica de PromoFarma by DocMorris, advierte que si bien las vacunas protegen de las manifestaciones más graves de la enfermedad hay que cuidar de las personas mayores y vulnerables para quiénes sigue “sin ser como una gripe” y puede comprometer seriamente su salud.

Periodo de convalecencia 

Tanto esta como las infecciones respiratorias propias de estas fechas del calendario (gripe y resfriados) conllevan un periodo de convalecencia. Así, tras el covid, explica Mar Santamaría, “lo que vemos con frecuencia es cansancio residual, cuya intensidad varía en función de cada persona. Esta “bajada de energía” ocurre como consecuencia del proceso inflamatorio de la infección viral y de la propia respuesta y activación del sistema inmune, que ha hecho bien su trabajo al combatir el virus, pero necesitará reponerse de ello”. Sin embargo, no se debe confundir este proceso normal de convalecencia, que dura poco tiempo, con los síntomas relacionados con el covid persistente. Una problemática sufrida por las personas que tras pasar el covid de forma leve durante las primeras olas han continuado con síntomas que no cesan durante meses. “Se desconoce mucho al respecto, pero lo que sí sabemos es que el estado de vacunación actual también ofrece protección respecto a este cuadro persistente.” apunta Santamaría. En cuanto a un proceso de convalecencia normal no debemos preocuparnos ante la aparición de unos días de fatiga o cansancio tras pasar el covid con sintomatología leve (también en caso de una gripe, etc.) siempre que no tengamos factores de riesgo que requieran supervisión médica. 

Alimentación, hidratación y descanso 

Sin duda, los hábitos saludables reducen el tiempo de recuperación. Y aunque no apetezcan las comidas abundantes, la dieta resulta importante. En este punto, hay que priorizar la hidratación y reposición de líquidos: agua y caldos bien nutritivos, que no falten. Y nada de ultraprocesados. “Que en nuestro plato abunden los alimentos frescos, de temporada y con cocciones sencillas”, recomienda Santamaría, apuntando también como fundamentales el respeto a las horas de descanso necesarias para reponer fuerzas y procurar que la vuelta al nivel de actividad sea paulatina. De este modo, el cansancio irá remitiendo de forma progresiva. Si este “bajón” persiste más de dos semanas, indica Santamaría, sí deberemos consultar con los servicios de salud. Además, para pasar una convalecencia más llevadera la farmacéutica de PromoFarma by DocMorris aconseja: 

● Apoyarnos con un complemento alimenticio que aporte nutrientes y micronutrientes de refuerzo a los procesos metabólicos generales y al sistema inmune. En este punto, Santamaría avala el uso de 1 complemento alimenticio que incluya 1 o varios de estos ingredientes (hay que recordar que a cada persona le puede ir mejor un tipo de complemento u otro, por lo que hay que dejarse asesorar por un/a profesional): 

● La jalea real nos aporta vitaminas (como las del grupo B), minerales (zinc, potasio, hierro…) y nutrientes vigorizantes y reconstituyentes (glúcidos, lípidos, aminoácidos y proteínas). Es necesario personalizar la dosis, muy especialmente para el uso en niños. 

● El extracto de acerola (que en algunos complementos ya se combina en su dosis justa con otros ingredientes, incluida la jalea). El fruto de este arbusto es muy rico en vitamina C de origen natural (puede contener entre 1000 y 2000mg por cada 100g). Tiene una mayor biodisponibilidad que la vitamina de síntesis y apoya el buen funcionamiento del sistema inmune. 

 ● Los hongos medicinales que se conocen por sus propiedades inmunomoduladoras (de soporte al sistema inmune) y también pueden ser un buen recurso como complemento de la dieta en época de baja energía. Por ejemplo, el reishi (Ganoderma lucidum) aporta betaglucanos y otras sustancias de interés (vitaminas, ergosterol) de apoyo al sistema inmune. Además, como alternativa a tomar un suplemento, podemos incorporar a nuestra dieta el consumo de setas como el shiitake, los champiñones u otras de cultivo próximo, que son también fuente de betaglucanos. 

Finalmente, al uso del complemento le podemos añadir el empleo de la aromaterapia. Determinados aceites esenciales, concentrados de sustancias activas y volátiles que se extraen de plantas aromáticas, nos pueden dar un empujoncito si se usan bien. Mar Santamaría recomienda utilizarlos por difusión ambiental, mediante un difusor apropiado. Por citar algunos ejemplos, la esencia de limón (Citrus limon) aporta vitalidad, favorece la concentración y actúa como antiséptico ambiental; y, el aceite esencial de ravintsara (Cinnamomum camphora) es tonificante, antiséptico ambiental y apoya a las defensas. Lo más habitual es utilizar una sinergia o combinación específica de aceites esenciales. 

Algunas de estas mezclas ya están preparadas y listas para su difusión o podemos elaborarlas con un mínimo asesoramiento en aromaterapia. “Recordemos que algunos aceites esenciales pueden estar contraindicados durante el embarazo, en bebés o personas asmáticas, por lo que deberemos informarnos bien de su uso seguro en situaciones especiales.”, concluye Santamaría. 

 

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