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Conviértete en el mejor anfitrión

Servir el vino como un auténtico sumiller



El hotel boutique La Boella, resume los principales factores a tener en cuenta para servir el vino.

La bebida más antigua del mundo se ha convertido en protagonista de los momentos más especiales. El vino ha pasado a ser piedra angular en la sociedad impulsando la inspiración y desarrollo de nuevas actividades para otros sectores además del gastronómico, como el turismo o la industria de la belleza. Con el fin de brindar experiencias memorables no solo en el paladar, sino también en la memoria, el complejo oleo-turístico y hotel boutique La Boella, resume en algunos pasos cómo convertirse en el anfitrión ideal sirviendo al rey de copas de la mejor forma para que luzca sus propiedades en todo su esplendor.

Saber hacerlo, permitirá mantener de forma óptima sus características organolépticas, cuerpo, sabor y aroma

1. ¿CÓMO SELECCIONAR EL VINO? 

Como norma general, los vinos blancos son buenos aliados para entrantes, pescados ligeros, alimentos cremosos y salsas blancas o ácidas; las carnes rojas y salsas más contundentes combinan muy bien con vinos tintos; los sabores picantes o ahumados casan con tintos profundos; los alimentos salados y quesos maridan a la perfección con vinos espumosos (que equilibran el sabor y la sal) y los postres se compaginan de forma ideal con vinos dulces y espumosos. Al final, el maridaje es una cuestión de gustos con muchas variables y dependerá de la propia experiencia.

2. DESCORCHAR LA BOTELLA, TODO UN ARTE 

En este punto es perfectamente aplicable el refrán de “Más vale maña…”, porque no es el uso de la fuerza lo que facilita el descorche, sino la buena técnica. Lo más importante: que el instrumento sea de calidad, procurar que el sacacorchos entre de forma recta y realizar la extracción sin movimientos bruscos (lo que debe girar es el sacacorchos, no la botella). Por último, eliminar restos o impurezas que queden al haber extraído el corcho para disfrutar el vino en toda su esencia. 

3. EL VINO SIEMPRE EN COPA 

Existen muchos tipos de copas y es fundamental escoger una copa acorde al vino. Es más: hay una copa para cada tipo de vino producido con cada tipo de uva. En términos generales, cuanta más potencia, aroma y fuerza tenga un vino, más grande será la copa -tipo balón-, para dejar más espacio y que los aromas se expandan. Un ejemplo sería la copa Borgoña. Por el contrario, para un vino más fino y de aroma más sutil, la copa deberá ser más estrecha, tipo Burdeos.

4. CADA TIPO DE VINO A SU ÓPTIMA TEMPERATURA 

Esta variable debe tener la atención que se merece porque será indispensable para paladear el carácter del vino y apreciar sus cualidades. Así, las temperaturas de servicio recomendadas según el tipo de vino son: de 5 a 8 grados para blancos jóvenes, espumosos, finos y manzanillas; de 8 a 10 para rosados y blancos muy dulces; de 10 a 12 para blancos con crianza, amontillados, olorosos y oportos; de 12 a 14 grados para tintos jóvenes con pocos taninos; de 14 a 16 para tintos con crianza y de 17 a 18 grados para tintos reserva y gran reserva. No obstante, estos estándares variarán en función de las costumbres de cada país y el momento en que se tomen. Lo más importante es que se sirvan a la temperatura correcta y que ésta se mantenga durante todo el servicio.

5. GUARDADO EN CASA COMO ORO EN PAÑO 

Para su correcta conservación en casa, lo ideal es guardarlos en una nevera de vinos, pero en caso de no disponer de una, pueden seguirse los siguientes principios: mantener los vinos en posición horizontal (que el tapón esté siempre húmedo para que no se contraiga y deje entrar el aire) y la temperatura debe ser estable, entre 8 y 15 grados, alejados del sol y la luz directa. Si se va a servir un vino que requiera otra temperatura, se colocará en la nevera el tiempo necesario. 

 

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