Tras el éxito de Bareto Alcalá el equipo formado por Nacho Horcajada y los hermanos Sánchez del Amo continúa su expansión
Por Ana S. Diéguez
Bareto arrancó su andadura en la madrileña calle de Alcalá, a orillas de Cibeles. Un concepto castizo y rotundo, que tuvo una gran acogida que animó a sus artífices, el trío formado por Nacho Horcajada y Kike y Curro Sánchez del Amo, a continuar con la expansión de este bonito proyecto que ya cuenta con cuatro locales en la capital. El primero en la madrileña calle de Alcalá, el segundo en Atocha, el tercero en la exclusiva zona residencial de La Moraleja y el más reciente en la Plaza de Olavide.
Después de conocer el local de Alcalá y el de La Moraleja teníamos pendiente visitar el de Arocha. Un seductor espacio en el triangulo del arte, donde continúan promoviendo su filosofía de cervecería madrileña, donde no faltan las cañas bien tiradas y una apetecible colección de tapas que garantizan los buenos momentos.
El local de Atocha cuenta con dos plantas, una llamativa barra de mármol, dos salones climatizados, mesas altas y bajas y una encantadora terraza. Un espacio versátil, que se adapta a cualquier ocasión para adentrarnos de lleno en la esencia de esas míticas cervecerías de alma castiza donde el disfrute está siempre garantizado a cualquier hora del día.
Como el primer Bareto, este nuevo espacio recupera la esencia de las cervecerías madrileñas más castizas. Abierto todo el día, todos los días del año, desde las nueve de la mañana hasta las dos de la madrugada, con una ubicación perfecta y preparado para el trasiego, Bareto Atocha se ha convertido en el nuevo punto de encuentro de la capital.
En nuestra visita a Bareto Atocha comenzamos saboreando unas riquísimas gildas que disfrutamos plenamente y que compartieron protagonismo con unos deliciosos mejillones picantes que acompañamos con unas acertadas patatas fritas. Un comienzo que nos contagió con ese espíritu castizo de los bares de siempre donde resulta fácil desconectar y disfrutar.
También probamos unos exquisitos torreznos. Pequeñitos, crujientes y nada grasientos, desembocaron en un original y sabroso montadito de chipirones que es un verdadero espectáculo. Una divertida versión del clásico bocadillo de calamares que ya habíamos probado en Bareto La Moraleja y que no pudimos evitar pedir una vez más.
Antes de pasar al dulce momento del postre, sucumbimos a los encantos de sus famosos flamenquines de cecina. Una elaboración repleta de sabor que se ha convertido, y con razón, en uno de sus platos estrella.
Terminamos nuestra velada en Bareto con una delicada y deliciosa tarta árabe que nos hizo rebañar a conciencia hasta la última cucharada.
Bareto Atocha nos conquista con una cocina sencilla y sin pretensiones protagonizada por la calidad y esas raciones y tapas tan castizas que resultan perfectas para compartir. Un nuevo place to be en el corazón de Madrid que nos adentra en la esencia de las cervecerías de toda la vida. Un plan perfecto para cualquier momento ¿Verdad?
Dirección: c/ Atocha, 120, Madrid.
Teléfono: 91 556 47 00
Web: http://www.baretomadrid.com
Precio medio: 20€