Colósimo

Colósimo, el maravilloso espacio gastronómico de José Manuel y Ricardo Romero, abrió las puertas en la capital allá por 2019. Tan solo tres años, le han bastado a este encantador restaurante para cosechar una merecida fama y ser conocido por tener una de las mejores tortillas de patatas de Madrid.

Ubicado en el número sesenta y siete de la exclusiva calle de Ortega y Gasset, nada más cruzar el umbral de Colósimo nos embriaga ese característico duende del sur. Sabor a Andalucía. Bocados gaditanos que conquistan los sentidos y enamoran el paladar. Un agradable espacio en una de las mejores zonas de la capital donde comer francamente bien y a muy buen precio. ¿Qué más se puede pedir?

Colósimo resulta el lugar ideal para cualquier ocasión. A pesar de no ser un local muy grande, cuenta con mesas altas y bajas, una encantadora barra y una agradable terraza a pie de calle. Decorado en tonos tierra, se trata de un restaurante muy acogedor, donde además siempre nos hacen sentir como en casa. Sus artífices, los simpáticos hermanos Romero, plasman en la carta de Colósimo toda la experiencia adquirida tras su paso por grandes cocinas de la talla de Aponiente o El Bohío. 

Una propuesta honesta y de corte tradicional, con toques actuales que toma forma en una carta no muy amplia pero rotunda. Colósimo no necesita más. Su propuesta, concisa y acertada, nunca defrauda. Una cocina de mercado elaborada con los mejores productos de temporada que conquista a todo aquel que la prueba. 

En nuestra primera visita a Colósimo, comenzamos saboreando su famosa tortilla de patatas. Jugosa, sabrosa y absolutamente deliciosa, nos condujo a unas rotundas croquetas semi líquidas de cocido que quitan el sentido. Continuamos con una nueva incorporación en la carta de Colósimo, las albóndigas de bonito con tomate con un ligero toque picante que nos parecieron sumamente delicadas y agradables en boca. Un acierto en toda regla, que dio paso al exquisito canelón de carrillera con toque de setas, compota de manzana y queso Payoyo. Una elaboración, seductora, equilibrada y excepcional que desembocó en el esperado momento del postre. 

Nosotros nos decantamos por el tocino de cielo, que, aunque estaba riquísimo, quedó eclipsado por la magnífica tarta de quesos y Payoyo. De las mejores que hemos probado últimamente.

Nosotros nos decantamos por el tocino de cielo, que, aunque estaba riquísimo, quedó eclipsado por la magnífica tarta de quesos y Payoyo. De las mejores que hemos probado últimamente.