¿Correr por la arena? Sí, pero teniendo en cuenta las diferencias respecto al running sobre asfalto. Sara Álvarez, co-fundadora y creadora de la metodología Reto48 explica cómo “cada superficie tiene unos beneficios e inconvenientes”.
MENOS AGARRE: “No se puede comparar el agarre del pie cuando se corre con zapatillas de running que el que tiene cuando se desliza descalzo y sobre una superficie menos uniforme. En ese sentido, hay que tener más cuidado”, advierte Sara Álvarez.
MENOR IMPACTO: Como explica la experta, “sobre el asfalto el impacto en las articulaciones es mucho mayor, mientras que sobre una superficie como la arena, este es mucho menor y las articulaciones sufren menos”.
MÁXIMA CONCENTRACIÓN, POR FAVOR: Corriendo sobre pista podemos mantener la mirada fija en el infinito, pero sobre la arena conviene mirar hacia abajo. “Se trata de una superficie inestable en la que puede haber hoyos o piedras y resulta más fácil torcerse un tobillo si no vamos concentrados en el camino”, añade Sara Álvarez. De todas formas, como añade la experta, “también se puede correr por la arena con zapatillas, ya que ofrecen mayor sujeción y menos posibilidades de clavarte algo en el pie”.
MISMO TIEMPO, PEORES RESULTADOS: No te obsesiones con las marcas. Como aclara la experta, “correr en la arena nos exige más esfuerzo, ya
que tenemos menos agarre y estabilidad, por lo tanto, la velocidad y la distancia recorrida siempre van a
ser menores que sobre el asfalto tomando como punto de partida en mismo tiempo”.