Hasaku Nikkei

Nosotros comenzamos saboreando unos maravillosos pisco sour, que acompañamos de unas originales gyozas americanas. Una delicada masa rellena de langostino y cerdo troceado, con verduras y salsa de gambas con toques de lemongrass y aceite de cilantro. Un bocado exótico con un acertado toque cítrico, que nos condujo a una riquísima tempura tigre tigre. Elaborada con cerveza cusqueña, con la que bañan los langostinos tigre y una sensacional salsa de sriracha y rocoto no tardaron en desaparecer de la mesa. Una verdadera delicia que dio paso a un curioso bao Char Siu. Un esponjoso pan oriental, que preparan al vapor y rellenan de una sabrosa panceta a baja temperatura, aderezada con salsa criolla y crema de rocoto. Un plato que hay que comer con las manos y que se disfruta enormemente mientras nos pringamos, saboreando sus ingredientes mordisco a mordisco.

No podíamos dejar de probar uno de los platos peruanos por excelencia, el ceviche, y siguiendo la recomendación que nos dieron, nos decantamos por el ceviche intruso. Un formidable ceviche de corvina con trocitos de langostinos, aderezado con leche de tigre, ají amarillo e hilos de pepino. Una receta ligera, refrescante y saludable, que compartió protagonismo con un colorido maki acevichado. Un rol relleno de langostino furai y aguacate, coronado con láminas de atún marinadas en salsa acevichada, que nos cautivó nada más probarlo.

Para terminar, pedimos el wok de lomo Nikkei. Un plato que preparan con solomillo salteado con champiñones, ají amarillo, cebolla y tomate, que acompañamos con arroz blanco. El complemento perfecto que nos ayudó a rebañar hasta la última gota de la deliciosa salsa. 

De postre, tomamos una original cheesecake de té matcha. Con una base crujiente de galleta y una textura cremosa, con matices de té matcha y vainilla, nos ayudó a limpiar el paladar facilitando la digestión. El broche final perfecto, nada empalagoso ni pesado. Un dulce fresco y ligero que da una vuelta de tuerca a la receta tradicional de la tarta de queso.